Época: ibérico
Inicio: Año 300 A. C.
Fin: Año 200 D.C.

Antecedente:
Las producciones del sureste

(C) Lorenzo Abad y Manuel Bendala



Comentario

El colofón del este proceso evolutivo en las producciones cerámicas del Sudeste lo tenemos en la aparición de la decoración figurada, tanto animal como humana. La cronología de ambos elementos parece tardía, y no puede datarse antes del siglo II a. C., aunque con anterioridad puedan existir ejemplares aislados. Así, en La Alcudia de Eiche se han adscrito al nivel correspondiente al período ibérico clásico, datado en los siglos IV y III a. C., varios vasos con decoraciones vegetales y, sobre todo, animales (cuadrúpedos, peces) realizados con gran esquematismo y sencillez; de confirmarse esta datación, nos encontraríamos ante una decoración bastante antigua, y esto resultaría del mayor interés, porque nos permitiría datar en esta misma época otros vasos cerámicos, con decoración más compleja, pero realizados con esta misma técnica decorativa (Vasos de los Guerreros de Archena y el Cigarralejo, entre otros).
Sin embargo, cuando la cerámica con decoración figurada irrumpe con toda su fuerza en los yacimientos ibéricos del sureste es a lo largo del siglo II a. C., adquiriendo un predominio que continuará manteniendo durante el siglo I a. C.; se trata, por tanto, de una cerámica que es en realidad contemporánea de la presencia romana en la Península.

Mucho se ha cavilado y discutido a lo largo de los años acerca de la cronología de esta cerámica y de los motivos de su aparición. Durante mucho tiempo se consideró que se trataba de una cerámica bastante antigua, puesto que su decoración, plena de figuras y abigarrada, parecía una lejana imitación y adaptación ibérica de los motivos que aparecían en la cerámica griega de figuras rojas, de la que el ibero fue fiel consumidor, y que dejó de fabricarse a lo largo del siglo IV a. C. Ello encontraba su aval en el hecho de que también en otras manifestaciones artísticas los modelos griegos habían sido copiados de una u otra forma, o habían servido al menos de modelo de inspiración para los iberos; es el caso, por ejemplo, de la escultura. Sin embargo, el progreso en los estudios estratigráficos de los yacimientos, hizo ver a los investigadores que la hipótesis de la cronología alta de este estilo cerámico no podía sostenerse, y que se trataba en realidad de algo bastante posterior; si ello se confirmaba, la hipótesis de la posible derivación directa de los motivos griegos caía por su base, puesto que en el momento de su fabricación, la cerámica griega había dejado de producirse hacía siglos.

Con ello, resultaba imposible sostener la explicación de la influencia directa de los modelos griegos, y debía buscarse un modelo que la sustituyera. A título de hipótesis, puede aventurarse la explicación siguiente: durante siglos, la cerámica griega de figuras -negras primero, rojas después- satisfizo los gustos de los iberos en este aspecto; cuando deja de producirse, a lo largo del siglo IV a. C., aún se sigue importando cerámica suritálica de menor calidad, pero también ésta deja de producirse a lo largo del siglo III a. C., siendo sustituida por la de barniz negro. Cuando la cerámica griega se hace difícil de encontrar y los vasos existentes van desapareciendo por el uso, los iberos, añorantes del mundo abigarrado, icónico y figurativo de las cerámicas de figuras rojas, comienzan a realizar unos vasos sustitutorios, que adoptan ahora su propio lenguaje figurado, muy lejos del de las antiguas figuras rojas; en su lugar aparecen, por una parte, imitaciones de los motivos figurados existentes en el Mediterráneo en ese momento, tomados del ámbito púnico (ídolos-botella, símbolos de Tanit, rosetas, etc.) y helenístico (cabezas de gorgonas, motivos vegetales, etc.), y por otra, elementos propiamente ibéricos, procedentes de su más pura fantasía (carnicero, águila con las alas explayadas, etc.), que en ocasiones pueden encontrar apoyo figurativo en otras manifestaciones artísticas contemporáneas.

El conjunto de cerámicas decoradas del Sudeste recibe el nombre de estilo de Elche-Archena, por las localidades donde aparece con más intensidad; su área de dispersión abarca desde Benidorm y Altea hasta Villaricos, con un foco de gran importancia en Cartagena por la costa, y hasta las localidades murcianas de Jumilla, Cieza, Mula, Lorca y Totana, al menos, por el interior. No en toda el área, como es lógico, se dan iguales formas ni con igual intensidad, ya que ésta es especialmente intensa en la zona del Bajo Vinalopó y del Medio Segura, en torno a los yacimientos epónimos: Elche y Archena.

El conjunto principal de piezas de estilo Elche-Archena presenta como elementos definidores dos animales característicos: un pájaro y un carnívoro, que en ocasiones se han identificado con un águila y un lobo, aunque sus rasgos son lo suficientemente indefinidos como para permitir casi cualquier adscripción dentro de su género. Ambos aparecen en actitud agresiva, con las alas desplegadas el ave y con las fauces abiertas el carnicero, pero sus formas no son reales; la realidad ha dejado paso al detallismo, a un dibujo preciosista y minucioso que convierte en elementos decorativos una buena parte de los rasgos anatómicos de los animales. En ocasiones, éstos aparecen de cuerpo entero; otras veces lo hacen en forma de prótomos, y casi siempre envueltos en un sinfín de motivos de relleno, ya sean vegetales, animales o geométricos. Abundan los zarcillos vegetales y los roleos, las hojas rellenas de reticulados, los frisos de hojas de hiedra, las rosetas, las circunferencias y semicircunferencias concéntricas, etc., porque este pintor prefiere los espacios rellenos y abigarrados y huye de los fondos vacíos, que trata de cubrir con una multiplicidad de elementos. Todo ello confiere un aspecto característico e inconfundible a estos vasos, que por lo común son recipientes de mediano o gran tamaño, con múltiples formas: ánforas, cálatos, jarros, urnas, etc. Es posible que en ellos pueda verse la mano de uno o varios decoradores, e incluso de varios talleres, aunque la identificación de éstos es objeto de un estudio en vías de realización.